Desmontando los mitos sionistas sobre Israel y Palestina





El último libro del historiador israelí Ilan Pappé desmonta diez mitos sionistas sobre Palestina e Israel.


Refugiados palestinos de la limpieza étnica de 1948.
Rod Such

El último trabajo del historiador israelí Ilan Pappé, Ten Myths About Israel, es un manual de gran utilidad para aquellas personas que quieren conocer la lucha de liberación palestina. Pero es, también, mucho más que eso. Es una valiosa herramienta para organizadores veteranos que quieren explicar de forma convincente y sencilla cómo los mitos fundacionales de Israel y la propaganda sionista perpetúan la opresión del pueblo palestino.

En tan solo 192 páginas, Ten Myths About Israel informa a los lectores/as de muchos de los principales trabajos de historia palestinos e israelíes. Quienes deseen explorar más en profundidad tiene, por tanto, varias indicaciones al respecto.

¿Cuáles son los diez mitos? Pappé divide el libro en tres secciones: “Falacias del pasado”, “Falacias del presente” y “Mirando hacia el futuro”. Los seis mitos del pasado incluyen la conocida sentencia “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”, la fusión del judaísmo y el sionismo, el sionismo como movimiento de liberación nacional y la supuesta huida voluntaria de los palestinos en la guerra de 1948.


Los tres mitos de la época actual son las afirmaciones de que Israel es una democracia, que los Acuerdos de Oslo iniciaron un auténtico proceso de paz, y no fueron una mera “estratagema para intensificar la ocupación”, y que los múltiples ataques de Israel contra Gaza han sido simplemente actos de autodefensa.

El último mito, de cara al futuro, es que la creación de dos estados separados para israelíes y palestinos es la única vía para alcanzar una paz justa.

Falta de pruebas

Aunque puede parecer que algunos de estos temas están muy manidos y que los mitos están ampliamente desacreditados, Pappé los examina a la luz de nuevos hechos y puntos de vista. A lo largo de su examen, revela que algunos de los mitos del pasado siguen funcionando hoy en día.

Tomemos, por ejemplo, la defectuosa invención de que Palestina estaba prácticamente vacía de habitantes cuando los colonos sionistas se asentaron allí y la correspondiente afirmación de que los palestinos son un “pueblo inventado”. Al desmontar este mito, Pappé trae a colación trabajos en gran medida olvidados como el libro de Rachid Jalidi, Palestinian Identity: The Construction of Modern National Consciousness.

Pocos argumentarían hoy que Palestina estaba básicamente deshabitada cuando se inició la colonización sionista. Sin embargo, el segundo mito —que los judíos eran un pueblo o nación sin territorio— no suele ser impugnado. Pappé examina la afirmación de que la “nación” judía está, sencillamente, regresando al territorio del que fue supuestamente expulsada hace más de dos mil años.

Basándose en los trabajos del historiador israelí Shlomo Sand y otros, Pappé señala que no hay evidencias históricas creíbles de que los judíos de la Palestina romana fueran expulsados en el año 70 d.C. Es mucho más probable, sostiene, que permanecieran en el territorio y que muchos se convirtieran posteriormente al cristianismo y más tarde al islam.

Pappé muestra que la idea de una nación judía existente en la diáspora se originó entre sionistas cristianos y fue utilizada, a menudo, por los antisemitas que querían la expulsión de los judíos europeos y su “retorno” a Palestina. Solo posteriormente, el sionismo se metamorfoseó en una versión moderna de “movimiento de liberación nacional”.

Las organizaciones prosionistas han tratado de disfrazar sus estrechos objetivos etnocéntricos con el argumento de que los judíos se limitan a reclamar lo que es suyo por derecho como pueblo indígena.

Mujeres de Ramala en 1930, en una “tierra sin pueblo”.
Aunque se quita el sombrero ante la investigación de Sand, Pappé argumenta que lo que realmente importa no es tanto la falsedad histórica de la afirmación, sino cómo esta “narrativa genética” niega los derechos de los palestinos y “conduce a proyectos políticos como el genocidio, la limpieza étnica y la opresión”.

O como ha dicho el colaborador de The Electronic Intifada Raymond Deane, en su reseña de La invención del pueblo judío de Sand, “en última instancia, el caso contra el estado judío no puede basarse en una improcedente pelea por la primacía histórica, sino en un discurso fundamentalmente político y en los derechos humanos”.

Pappé toma un enfoque alternativo en el examen de otros mitos, como la guerra de 1967, que todavía es considerada ampliamente en Occidente como un ataque preventivo justificado de Israel contra el ejército egipcio. Sin embargo, varios estudios recientes han desmontado la creencia en un inminente ataque de Egipto contra Israel y han sostenido que las fuerzas armadas israelíes aprovecharon la ocasión para destruir al ejército egipcio, que se había colocado involuntariamente en una posición expuesta.

No obstante, citando el trabajo del historiador israelí Tom Segev, Pappé mantiene que un poderoso grupo de presión infiltrado en las filas del gobierno y las fuerzas armadas israelíes, dirigido por Moisés Dayan y Yigal Alon, había planeado desde hacía mucho tiempo apoderarse de Gaza y Cisjordania. De hecho, Pappé dice que este fue un objetivo sionista incluso antes de 1948: “apoderarse de tanta tierra palestina como sea posible con la menor cantidad posible de palestinos”.

Cuando avanzamos a las “Falacias del presente” del libro, el autor cree que es difícil señalar un único mito representativo de la actualidad. Los capítulos llevan títulos en plural, como “The Oslo Mythologies” y “The Gaza Mythologies”, para indicar que es necesario reventar más una burbuja.

En cuanto a los Acuerdos de Oslo, los principales mitos impugnados son dos: que dichos acuerdos representan una verdadero proceso de paz y que Yasir Arafat socavó deliberadamente ese proceso de paz alentando ataques terroristas durante la segunda intifada.

Y en cuanto a Gaza, los dos mitos principales son la afirmación israelí de que HAMAS es una organización terrorista y que la retirada israelí de 2005 “fue un gesto de paz”.

Un oxímoron

En mi opinión, el mito fundamental que Pappé descompone es el que sostiene que Israel es una democracia.

La ascendencia del sionismo político en el seno del movimiento colonizador dictaba, desde el principio, la creación de un estado judío que no podía ser democrático. El oxímoron “estado judío y democrático” traiciona la noción misma de que, en una genuina democracia, el soberano es el pueblo, todo el pueblo, y no solo un grupo etno-religioso selecto. Se supone que un estado democrático pertenece a todos sus ciudadanos.

Todos los crímenes que acompañaron la creación del estado judío en un territorio en el que la mayoría de sus habitantes eran árabes palestinos —la limpieza étnica, el apartheid, los robos de tierras, las alianzas con el imperialismo y el colonialismo, el genocidio gradual y la imposición de un régimen autoritario cuasi-fascista— se derivan de forma necesaria de la idea de un estado etnocéntrico.

Pappé concluye, acertadamente, con una crítica del colonialismo de asentamientos, que en su opinión funciona en base a la “lógica de la eliminación” y la “lógica de la deshumanización”.

El concepto de partición, con el que se dio inicio a esta oleada de crímenes, no se remediará a través de una solución de dos estados, que Pappé cree que no es más que otra forma de partición. En la medida en que persista la actitud colonialista, Israel nunca tendrá “legitimidad moral”.

“La paz no es una cuestión de cambios demográficos, ni de un nuevo trazado de fronteras”, escribe Pappé. Al contrario, “es la eliminación de una ideología racista y unas políticas de apartheid”. Está por ver si una ideología puede ser realmente eliminada, pero no hay duda de que el sionismo político es tanto la raíz del problema como el talón de Aquiles del estado israelí.



Rod Such fue editor de las enciclopedias World Book y Encarta. Vive en Portland, Oregón, y participa activamente en la campaña “Occupation-Free Portland”.

Fuente: Dismantling the distortion about Israel, The Electronic Intifada, 27/04/2017

Traducción: Javier Villate (@bouleusis)

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