Cómo niega Israel los derechos de los presos palestinos
Las actuaciones policiales y militares de las fuerzas de ocupación israelíes en Cisjordania no están limitadas por la ley. En realidad, esta está concebida para ser burlada siempre que así le interese a las autoridades de ocupación. Los detenidos carecen de derechos. La impunidad es absoluta.
Ylenia Gostoli
En una fotografía ampliamente difundida por las redes sociales este mes, Kifah Quzmar, un estudiante de último año de ciencias empresariales de la Universidad de Birzeit, cerca de Ramala, viste un kufiya rojo y blanco y tiene un aspecto desafiante.
La diferencia entre este estudiante palestino de 28 años y otros muchos jóvenes arrestados en las últimas semanas es, quizá, que su historia fue conocida en el resto del mundo.
Más de 70 organizaciones internacionales y grupos estudiantiles de todo el mundo han firmado una declaración que solicita su puesta en libertad, después de que Kifah iniciara una huelga de hambre de cuatro días para protestar por los 19 días que ha pasado siendo interrogado, sin acceso a un abogado y viendo cómo su detención se prolongaba sin que se presentaran cargos contra él.
El 6 de abril, Kifah fue sometido a un régimen de detención administrativa durante seis meses, sin cargos ni juicio. Ya llevaba preso un mes, desde que le detuvieron cuando se disponía a volver a Jordania por la frontera del Puente Allenby, llamada Karameh por los palestinos.
“Estábamos esperando que llegara Kifah y cuando no lo hizo, supusimos que había sido detenido”, dice su hermano Ismat Quzmar a Al Yazira. Pasaron cuatro días antes de que la familia pudiera conocer el paradero de Kifah, que había sido trasladado desde Al Moscobiyeh, también conocido como Complejo Ruso, un centro de detención situado en Jerusalén que es utilizado para interrogar a los detenidos, a otras instalaciones y devuelto nuevamente a Al Moscobiyeh.
Cuando finalmente el abogado de Kifah, Anan Odeh, pudo localizarle, la familia se enteró de que le habían prohibido entrevistarse con su abogado.
“En mi experiencia como expreso, cuando te detienen, lo primero que hacen es pedirte que firmes un papel en el que figuran tus derechos y tus obligaciones. El papel dice que tienes derecho a ver a tu abogado, a tomar un baño, a comer, etcétera”, dice Ismat, que estuvo encarcelado durante un año en 2012 por su activismo universitario.
“Sin embargo, el primer artículo de las obligaciones dice que el interrogador tiene derecho a negarte cualquiera de tus derechos si lo cree necesario para la investigación”, añade.
“Usan esta técnica para aislar totalmente al prisionero en la fase del interrogatorio”, explica Ismat. “Así, puedan jugar su juego, que consiste en decir: escucha, aquí estás solo, no hay nadie que pueda ayudarte excepto nosotros, así que tienes que cooperar si quieres salir de aquí”.
Según la ley militar israelí, que se aplica a los palestinos de la Cisjordania ocupada, un preso puede ser detenido sin cargos durante 90 días, los cuales pueden ser prorrogados por otros 90 [y así sucesivamente, N. del T.]. Por lo general, los interrogatorios duran entre 20 y 30 días, según Auda Zbidat, una abogada del grupo Adamir, que defiende los derechos de los presos.
Por el contrario, la ley civil israelí solo permite que los detenidos permanezcan recluidos sin cargos durante un máximo de 30 días. Y mientras a los palestinos les pueden negar el acceso a un abogado, de acuerdo con la ley militar israelí, esta prohibición solo puede durar un máximo de 21 días bajo la legislación civil.
“En el sistema [civil] israelí, [estas restricciones] solo se aplican en casos excepcionales. Aquí, sin embargo, es la norma”, añade Zbidat. “Normalmente buscas un equilibrio entre los derechos de los detenidos y los intereses de la investigación. En el sistema de justicia militar, el interés de la investigación siempre prevalece”.
Zbidat nos dice que la mayoría de los detenidos pasan por algún tipo de tortura psicológica durante los interrogatorios.
“Lo más normal es que le griten al detenido, le amenacen de diferentes formas”, señala Zbidat, añadiendo que los interrogatorios pueden durar muchas horas.
“En las celdas, la luz está siempre encendida y el baño es un agujero en el suelo, pegando al colchón en el que duermes, tirado en el suelo y sin almohada”, dice. “La estancia en este tipo de celdas te pasa factura. Las paredes suelen ser ásperas, no hay sillas ni algo en lo que sentarse, y si quieres relajarte y apoyarte en la pared, no puedes hacerlo”.
Ismat señala que hay que “ser inteligente y estrujarse el cerebro”, pues cada preso es tratado “como si fuera una base de datos”.
“No se ocupan de ti solo por un caso concreto. Empiezan preguntándote quiénes son tus padres, dónde naciste, quiénes fueron tus amigos en la escuela. La técnica de interrogación está basada en la idea de que tienen que romper el espíritu del preso para conseguir lo que esperan de él. Buscan destruirte como ser humano. Te convierten en una máquina de hablar, a la que hacen preguntas y ofrece respuestas”, dice Ismat.
Desde 1967, alrededor de 800.000 palestinos han sido detenidos por las fuerzas israelíes de ocupación. En marzo de 2017, había 6.300 palestinos en las cárceles israelíes, incluyendo 500 detenidos administrativos, según Adamir. El mes pasado, las autoridades israelíes emitieron 111 órdenes de detención administrativa de palestinos.
La decisión de ordenar la detención administrativa de un preso, práctica que se remonta a la época del Mandato Británico, es tomada por un jefe militar en base a una información secreta. Ni el abogado ni el detenido tienen acceso a dicha información secreta.
Las leyes internacionales de derechos humanos permiten el uso de la detención administrativa solo en casos excepcionales, cuando se trata de evitar una amenaza inminente. Israel ha estado en estado de excepción desde su creación en 1948 y, según los críticos, utiliza rutinariamente la detención administrativa después de que una investigación no haya arrojado resultados claros o no se haya arrancado una confesión. Solo nueve israelíes han sido objeto de detención administrativa.
Según el coordinador de la campaña Derecho a la Educación de la Universidad de Birzeit, Sundos Hamad, en los dos o tres últimos meses se ha producido una escalada de la represión contra los estudiantes. En enero, las fuerzas israelíes entraron en el campus de Birzeit, confiscaron ordenadores del consejo de estudiantes y “requisaron materiales, incluyendo propaganda perteneciente a HAMAS”, según un comunicado hecho público por un portavoz del ejército en aquel momento.
En la actualidad, hay 80 estudiantes de la Universidad de Birzeit detenidos, la gran mayoría por Israel. Esto incluye a 10 que están siendo interrogados y 15 en detención administrativa.
“Para nosotros, la razón para una detención es arbitraria por principio”, dice Zbidat. “Porque están siendo arrestados por actividades políticas, violando el derecho a la libertad de expresión”.
Pero Israel no es la única autoridad que reprime la libertad de expresión de los estudiantes palestinos. El año pasado, Kifah Quzmar fue arrestado por la Autoridad Palestina (AP) debido a un mensaje de Facebook en el que decía que los servicios de seguridad de la AP estaban “podridos”. Fue acusado de insultar a un funcionario público, un delito que está castigado con seis meses de cárcel.
El caso de Basil al Arach, que fue ejecutado extrajudicialmente en una incursión israelí el pasado mes de marzo tras haber sido arrestado por la AP el año pasado, ha provocado las críticas palestinas por la coordinación de las fuerzas de seguridad de la AP con Israel.
“Cuando Kifah fue detenido, la AP arrestó también a su amigo”, dice Ismat Quzmar. “En lugar de tener un sentimiento de comunidad y solidaridad entre palestinos que estamos oprimidos por la ocupación, resulta que tenemos a unos palestinos que colaboran con la ocupación. Esto es un problema muy grande para el pueblo palestino”.
Fuente: How Israel denies rights to Palestinian prisoners, Al Yazira.
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
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