Los crueles experimentos de la industria de armas de Israel
Manifestantes palestinos en una nube de gas lacrimógeno disparado por las fuerzas israelíes durante enfrentamientos en la ciudad cisjordana de Belén, en octubre de 2015. Anne Paq ActiveStills
Detrás del principal hospital de Ramallah se encuentra la casa de Iyad Haddad, de 52 años, investigador de derechos humanos. Su oficina, en el hogar, está detrás de la persiana metálica de un edificio decrépito y que, a primera vista, parece una tienda de antigüedades y artesanías. Pero los objetos colocados sobre las mesas no son baratijas del hogar. Las superficies están, de hecho, llenas de municiones gastadas, recipientes de gas lacrimógeno, balas de esponja y casquillos de balas.
Haddad ha pasado las últimas tres décadas documentando la violencia de las fuerzas israelíes de ocupación de la tierra de su pueblo. Estos pequeños trozos de malos recuerdos son su testamento de ese proceso.
Muchas de estas armas fueron disparadas sobre manifestantes pacíficos que protestaban contra el muro y los asentamientos en la Cisjordania ocupada por Israel. Las aldeas de Ni'lin, Bil'in y Nabi Saleh han estado organizando protestas regulares durante años. Para mi sorpresa, Haddad no aprueba esas manifestaciones.
"A veces nos están utilizando para saber cómo utilizar cada tipo de arma", dijo. "Para mí este tipo de actividades por parte de los palestinos se convierten en útiles para los israelíes, ya que hace de esta zona un laboratorio para poner a prueba sus armas, para desarrollarlas y que sea una industria comercial con el fin de venderlas a otros países".
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