Asúmelo ya: debatir no sirve para nada de lo que siempre has creído


Reservoir Dogs, 1992. Imagen: Live Entertainment / Dog Eat Dog Productions.
Reservoir Dogs, 1992. Imagen: Live Entertainment / Dog Eat Dog Productions.

Sergio Parra

Alguien me dijo en una ocasión que conmigo no se puede discutir. Hasta donde me alcanza la memoria, yo también he proferido esa acusación en un par o tres de ocasiones. Los motivos que propician estas consideraciones son diversas: que el otro nos lleva la contraria por deporte, que se enroca en sus opiniones como un burro con orejeras, que pierde los estribos a la mínima, que nos trata con displicencia o bravuconería, y un largo etcétera.

Sea como fuere, cuando participamos en un debate de formato adversarial, en el que se contrastan dos opiniones divergentes, quienes han visto demasiado Sálvame Deluxe se limitan a lanzar frases lapidarias e incuestionables con la profundidad de un aforismo de Mr. Wonderful, y quienes se creen más cultos e ilustrados aspiran a convencer más que vencer y hasta a aprender de la experiencia, enriquecer la propia opinión y ampliar horizontes.

La mala noticia es que se equivocan. Todos ellos. Debatir no sirve para absolutamente nada. Al menos para nada de lo que creemos en realidad.

>> Seguir leyendo en www.jotdown.es

Comentarios