Menos contrainsurgencia y más Asia en la nueva estrategia de Obama

Jim Lobe

Publicado originalmente en: Less Counter-Insurgency, More Asia in New U.S. Strategy, Antiwar.com, 7/01/2012



Coronando una gran revisión de ocho meses, el presidente de EEUU Barack Obama dio a conocer el jueves una nueva estrategia de defensa que pone más énfasis en las capacidades militares de EEUU en Asia y el Pacífico, y mucho menos en operaciones de contrainsurgencia y construcción de naciones en los países más pobres y plagados de conflictos.

Entre otras medidas, el nuevo documento de estrategia, "Mantener el liderazgo global de EEUU: Prioridades de la Defensa en el siglo XXI", propone nuevas inversiones en ciberseguridad y una mayor confianza en el poder naval y aéreo, en contraposición a las fuerzas terrestres, cuyos efectivos serán reducidos en decenas de miles durante los próximos años.

"Si miramos más allá de las guerras de Irak y Afganistán —y el final de la construcción de naciones a largo plazo con numerosos efectivos militares en el terreno—, podremos garantizar nuestra seguridad con menos fuerzas terrestres convencionales", dijo Obama en una sesión informativa sin precedentes en el Pentágono.

"Por tanto, sí, nuestro ejército será más pequeño, pero el mundo debe saber que EEUU va a mantener su superioridad militar con fuerzas armadas ágiles, flexibles y preparadas para todo tipo de contingencias y amenazas", añadió.

La nueva estrategia, que Obama ordenó al Pentágono que preparara en abril de 2011, está pensada para dar cabida a unos recortes de 450.000 millones de dólares en los presupuestos de defensa durante los próximos diez años.

Debido al fracaso del pasado noviembre de un "supercomité" bipartidista del Congreso, que debía haber alcanzado un acuerdo sobre cómo reducir los déficits billonarios que tiene Washington, el Pentágono puede verse obligado a recortar 600.000 millones de dólares adicionales a lo largo de esos diez años.

Con más de 700.000 millones de dólares en 2012, el presupuesto de defensa de EEUU representa más del 40 por ciento del gasto militar global anual y supera a la suma de los presupuestos de defensa de los 20 países con ejércitos más poderosos (con la excepción, claro está, de EEUU).

Incluso con el recorte de 450.000 millones de dólares para los próximos diez años en el que está basada la nueva estrategia, Obama dijo que el presupuesto del Pentágono seguirá "siendo más grande que el de los diez países siguientes juntos" y "seguirá creciendo, porque tenemos responsabilidades globales que exigen nuestro liderazgo".

Gran parte de los ahorros serán el resultado de la reducción de las fuerzas terrestres, de las cuales el Ejército [de Tierra] es probable que sea el más afectado. Aunque se espera que se anuncien detalles específicos de los recortes a finales de este mes o comienzos del siguiente, es probable que los efectivos del Ejército se reduzcan desde los actuales 570.000 soldados a 490.000 en los próximos años, según fuentes autorizadas del Pentágono.

Los marines, actualmente unos 200.000, no se verán muy afectados, pues es probable que se les asigne a fuerzas navales cuya importancia crecerá como resultado del desplazamiento estratégico del gobierno desde el Gran Oriente Medio hacia la región del Pacífico asiático, desplazamiento que fue escenificado por la gira de Obama por la región en noviembre de 2011.

En efecto, fue durante ese periplo cuando anunció el despliegue de 2.500 marines en una base militar del norte de Australia, en lo que THE NEW YORK TIMES calificó como "la primera expansión a largo plazo de la presencia militar norteamericana en el Pacífico" desde la guerra de Vietnam.

Este desplazamiento geográfico fue confirmado en el documento de la nueva estrategia, que considera que los intereses económicos y de seguridad de EEUU están "inextricablemente unidos" a esta región. "En consecuencia, mientras las fuerzas armadas de EEUU sigan contribuyendo a la seguridad global, será necesario un nuevo equilibrio orientado hacia la región del Pacífico asiático", dice el documento.

Otros ahorros provendrán, probablemente, de demoras o cancelaciones de nuevos y costosos sistemas de armamentos, sobre todo de los casi 2.500 aviones de combate (JSF) F-35 encargados por el Pentágono. El programa Lockheed-Martin se ha visto plagado de enormes encarecimientos, por lo que se ha convertido en el programa de defensa más caro de la historia de EEUU.

La estrategia también sugiere recortes en las fuerzas nucleares. "Es posible que nuestros objetivos disuasorios puedan lograrse con una fuerza nuclear más pequeña, que reduciría el número de armas nucleares de nuestro inventario, así como su rol en la estrategia de seguridad nacional", dice el citado documento.

Además, se propone también que Washington abandone su postura, posterior a la Guerra Fría, de que EEUU podría luchar en dos importantes guerras terrestres en diferentes partes del globo al mismo tiempo.

"Aunque las fuerzas de EEUU estén comprometidas en una operación a gran escala en una región, tendrán la capacidad de impedir los objetivos de —o imponer costes inaceptables a— un agresor en una segunda región", declara el documento.

Eso fue criticado por el presidente republicano del Comité de Servicios Armados del Congreso, el congresista Bud McKeon, que lo calificó como "poco realista".

"El presidente está repitiendo claramente los errores del pasado, al propugnar una fuerza mucho más pequeña de la que es necesaria para luchar contra las amenazas con que nos enfrentamos", dijo a los editores del neoconservador Instituto Empresarial Americano (AEI, por sus siglas en inglés). "La posibilidad de dos operaciones de contingencia simultáneas es real. Basta con ver la actual inestabilidad en Corea del Norte y las amenazas que provienen de Irán, por poner un ejemplo".

McKeon también se quejó de que la reducción en las tropas terrestres devuelve a EEUU a la "situación anterior al 11-S" y "la próxima vez que tengamos que desarrollar una operación terrestre importante, no tendremos las fuerzas necesarias, como no las tuvimos en Irak y en Afganistán".

Del mismo modo, Jamie Fly, director ejecutivo de Foreing Policy Initiative (FPI), de tendencia neoconservadora, consideró que el rechazo de la estrategia de contrainsurgencia y de construcción de nación era "muy peligroso".

"Comprendo que la mayoría de los estadounidenses esté cansada de compromisos tan prolongados en zonas de guerra, pero el hecho es que nunca se sabe lo que está en el horizonte", dijo a Inter Press Service (IPS). "Decir de antemano que nuestras fuerzas no van a ser capaces de llevar a cabo estos tipos de operaciones es muy arriesgado".

Sin embargo, si los halcones están descontentos, las voces más moderadas no expresaron entusiasmo alguno.

"Las reducciones propuestas por el Pentágono en sus programas de gastos son demasiado modestas", según William Hartung, un veterano analista de defensa del Center for International Policy de Washington.

"Si la administración siguiera su propia retórica sobre fuerzas convencionales más pequeñas, librándose de sistemas anticuados de la era de la Guerra Fría, y redujera nuestras fuerzas nucleares, podría doblar los recortes propuestos en los gastos del Pentágono hasta un billón de dólares para la década siguiente. Eso sí sería una reducción real, necesaria para luchar contra los futuros déficits", añadió.

"Esta es una reducción muy modesta", dijo Miriam Pemberton, del Institute for Policy Studies, quien señaló que el anticipado presupuesto del Pentágono para 2013 que Obama propondrá en su discurso sobre el estado de la nación en el Congreso a finales de este mes, representará solo un 4 por ciento menos que la media de los cinco años anteriores.

A pesar de que la nueva estrategia de Obama reafirmó el desplazamiento hacia el Pacífico asiático, también insistió en su compromiso en el Gran Oriente Medio, resaltando los objetivos de "luchar contra los extremistas violentos y las amenazas desestabilizadoras", sobre todo "impedir que Irán desarrolle capacidades para fabricar armas nucleares y luchar contra sus políticas desestabilizadoras".

"Para apoyar estos objetivos, EEUU seguirá otorgando una gran importancia a la presencia militar de EEUU y sus aliados en las naciones amigas y en toda la región", dice el documento de estrategia.

"Los aliados en el Golfo Pérsico deberían estar más tranquilos después de la conferencia de prensa de hoy", observó Andrew Exum, investigador asociado del Center for a New American Security (CNAS).

En unas declaraciones realizadas a finales del mes pasado, después de que Washington completara la retirada de todas las tropas de combate de Irak, Ben Rhodes, número dos del Consejo de Seguridad Nacional, provocó muchas especulaciones sobre la continuidad de la presencia militar de EEUU en la región cuando dijo a los periodistas que EEUU intentaría "desmilitarizar" su presencia allí, retornando a una postura "mucho más en línea con la que adoptamos antes de 1990".


El blog de Jim Lobe sobre la política exterior de EEUU se encuentra en www.lobelog.com.

Traducción: Javier Villate

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