El movimiento Ocupemos Wall Street y el juego político

Timothy V. Gatto

Publicado originalmente en: The Logical Outcome of the Occupy Movement, MWC News, 1/11/2011

El movimiento Ocupemos Wall Street tiene en estos momentos un intenso debate en su seno entre quienes, como Tim Gatto, no quieren entrar en el juego de la política profesional, y quienes creen que se deben presentar demandas concretas. Hay quienes creen que la tarea primordial es cambiar la mentalidad de la gente, pero cambiarla radicalmente, para oponerse al capitalismo y al estado, y defender la libertad, la autonomía, la autoorganización, la no violencia, la cooperación y una democracia real. Y hay quienes creen que hay que cambiar la agenda del gobierno luchando para que acepte ciertas demandas. Espero poder presentar algún texto que defienda la segunda postura. Por ahora, he aquí uno que defiende la primera de ellas.



Cuando los medios piden a la gente del movimiento Ocupemos Wall Street que digan qué es lo que quieren, la respuesta dada por quienes comprenden en qué consiste el movimiento plantea las razones por las que están allí, pero añaden que ellos no hablan por el movimiento, sino solo por sí mismos. Esta es la forma más pura de democracia. Afirmar no representar a nadie más que a uno mismo es la forma correcta de responder. La mayoría de nosotros compartimos los mismos objetivos, pero sería presuntuoso decir que cualquiera representa al movimiento.

Una cosa ha quedado muy claro, y esta es probablemente la parte más importante del movimiento: la mayoría de los que componen el famoso 99 por ciento no está pidiendo al gobierno de EEUU que haga nada. Esta es la parte que los medios de comunicación no pueden comprender. ¿Dónde está la lista de peticiones de los manifestantes? Si preguntas esto a uno cualquiera del movimiento, te dará muchas razones por la que están allí, pero no te dirá que están demandando algo a alguien.

Hay razones para esto. Hay razones por las que no estamos pidiendo a Barack Obama que haga algo en particular. Una razón es que muchos no quieren que este movimiento sea secuestrado por un partido político, como le ha sucedido al Tea Party con los republicanos, más notablemente los hermanos Koch. No queremos autobuses de Ocupemos financiados por George Soros o el Partido Demócrata. La hora de los partidos políticos llegó y se fue. Hicimos todo eso y elegimos "esperanza y cambio" en la persona de Obama. Lo que obtuvimos fue un clon de la administración Bush. Ahora tenemos más guerra, una Ley Patriot ampliada, un presidente que se otorga poderes a sí mismo para asesinar a cualquiera que considere que es una amenaza (incluyendo a ciudadanos estadounidenses), la vergonzosa destrucción de la sociedad libia y el asesinato de su líder simbólico, rescates para los más ricos y las mayores instituciones financieras de EEUU y tantas cosas más contra las que estamos protestando y luchando.

Los ricos son cada vez más ricos y se otorgan a sí mismos bonos inimaginables con los que roban a los contribuyentes y enriquecen a los bancos y entidades financieras que fueron consideradas "demasiado grandes para caer". Desde entonces, nos hemos enterado de que una gran parte del dinero del rescate fue utilizado para apuntalar a instituciones financieras y corporaciones de otros países, sobre todo, de la Unión Europea. Cuando el comité de supervisión, representado por Elizabeth Warren, preguntó a dónde fue el dinero del rescate, los banqueros se negaron a responder. Esta es una muestra de la denominada democracia que ahora reina en Washington.

Podría continuar, pero creo que la mayoría de nosotros ya se ha dado cuenta de lo que está pasando realmente en EEUU. Una de las mejores explicaciones de cómo funcionan las cosas en EEUU la tenemos en "Capitalism: A Love Story", de Michael Moore. El actual estado de cosas de EEUU es insostenible. Esta es la razón por la que los norteamericanos normales han decidido tomar las calles para protestar. La forma en que nos denominamos lo dice todo: "Somos el 99 por ciento". Hoy, los principales medios de comunicación han informado de que Barack Obama ha entrado por fin en el 1 por ciento. No creo que le haya agradado ser representado de esa guisa. Ser retratado como parte del 1 por ciento equivale a ser retratado como un buitre egoísta.

Si el movimiento no está reivindicando una larga lista de demandas al gobierno de Washington, entonces, ¿qué es lo que quieren conseguir? Esta es la incógnita que irrita a los medios. Están procurando retratar al movimiento Ocupemos como un grupo desorganizado de descontentos y marginales. Sí, estamos descontentos, pero no desorganizados, ni representamos a los "marginales" de la sociedad norteamericana. Somos mayoritariamente estadounidenses medios que han tenido que soportar el peso de la irresponsabilidad de los ricos y poderosos, que han jugado de forma imprudente en la "economía de casino", donde pasó lo que pasó por falta de regulaciones o supervisiones.

Glass-Steagal había sido rescindido y los bancos se unieron a las compañías de seguros para apostar el futuro económico de EEUU con vudús económicos como seguros de impago de deuda y derivados. Nadie les detuvo porque eran prácticamente los amos de la mayoría de los políticos de Washington. Y lo siguen siendo. Gracias a la decisión de la Corte Suprema en el caso "Citizen's United", el dinero de las corporaciones privadas puede fluir sin apenas restricciones hacia las arcas de las campañas electorales.

Esto significa que los representantes y los senadores pueden ser comprados ahora de la misma forma que se compra un cachorro. Siempre hemos tenido perros callejeros en el Congreso, pero ahora este se parecerá más a una perrera que a una institución de nuestra democracia. A comienzos de 2008, cuando desvelé que el mayor contribuyente privado de la campaña electoral de Barack Obama fue Goldman Sachs, pocos se molestaron en pensar en ello. De hecho, fui expulsado de muchos sitios web demócratas por decir que Obama era un mentiroso, ya que prometió que no aceptaría donaciones corporativas para su campaña. Echando la vista atrás, puedo entender con cuánta desesperación quería la gente la "Esperanza y el Cambio" que prometió Obama, y el enfado dirigido contra mí por tratar de aguarles la fiesta.

Estas son solo algunas de las razones por las que el movimiento Ocupemos se niega a exigir nada al gobierno de Washington. Es casi una locura esperar que vayan a defender a la gente que no tiene dinero y que, por tanto, no les van a mantener en sus puestos y con su poder. En realidad, nos escupirán en la cara y creerán que nadie lo notará, como el día en que el presidente Obama recibió el Premio Nobel de la Paz y en su discurso de aceptación habló de intensificar la guerra de Afganistán. ¡Qué tontos creen que somos!

¿Cómo podría el movimiento conseguir sus objetivos de tener un gobierno que represente al 99 por ciento y vuelva la espalda al 1 por ciento que es ahora el dueño de Washington? ¿Podemos lograr esto a través de las urnas? La respuesta es no, porque ¿qué clase de personas se presentarán ante el electorado? Puedo decir que los candidatos serán, sin duda, empleados virtuales del 1 por ciento que ahora manda en este país, candidatos corporativos. A estos candidatos les importará un comino el 99 por ciento.

Después de tantos años viendo a este país embarcar su industria (y los puestos de trabajo que creó entre los norteamericanos) hacia el extranjero para hacer mayores beneficios para el 1 por ciento, después de ver guerras libradas sin una declaración de guerra del Congreso y basadas en mentiras y propaganda, y ver nuestras libertades civiles erosionadas por la Ley Patriot, la Ley de Comisiones Militares y el proyecto de ley de Defensa de John Warner, que permite al presidente el uso ilimitado de la Guardia Nacional del Estado con fines policiales en el caso de declaración de una ley marcial, que el presidente puede ahora declarar sin necesidad de autorización del Congreso, ¿por qué deberíamos creer que la forma de hacer política de nuestro gobierno cambiará mediante el voto a cualquiera de los empleados del 1 por ciento?

¿A dónde me lleva todo esto? Espero que muchos de vosotros se den cuenta exactamente de qué opciones tenemos. Si no podemos cambiar la política de EEUU a través de las urnas, ¿qué alternativa nos queda?

Traducción: Javier Villate

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