Me sumo: ¡tonto tú!

No es la primera vez que nuestro Defensor del Pueblo se pasa de la rosca y hace méritos para que le envíen a alguna otra poltrona más discreta. Este tonto de remate nos ha llamado tontos a todos los que detestamos la denominada "fiesta de los toros" (o sea, a la brutal fiesta contra los toros). Para colmo, el muy tonto dice que "no hay argumentos racionales para defender el toreo" (pues, eso), porque la fiesta es una cuestión de "sensibilidad estética". ¿No será, más bien, una cuestión de sensibilidad, sin más? Claro, el tonto este tiene gran sensibilidad hacia las posturitas del torero y los lances entre toro y torero, sobre todo aquellos que forman bellas estampas marcadas por el "valor" del torero y la "nobleza" del animal, aunque estén manchadas de sangre, sangre estética, eso sí, porque la sensibilidad del tonto este está muy desarrollada hacia el lado estético de este circo romano, pero carece de la sensibilidad moral básica, esa que nos ayuda a desarrollar sentimientos morales basados en el rechazo al sufrimiento y el dolor de todo ser sintiente.

Señor Fernando Múgica, váyase de un puesto al que no hace honor y dedíquese a cosas estéticas, porque no le veo yo con buenos criterios morales para defender otra cosa que no sean banderillas y estocadas. Me sumo, por tanto, a quienes le han respondido como se merece:

Kabila: Y usted gilipollas, Sr. Múgica,

A Sueldo de Moscú: Enrique Múgica es tonto

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