La potencia de España

En estos días se ha hablado mucho, con un orgullo un tanto paleto, de que España es "la octava potencia mundial", razón por la cual debería estar en la cumbre del G-20. Con ánimo de ayudar a situar a cada cual en algún sitio más realista que el que aconsejan los eslóganes y las frases (auto)publicitarias, se me ha ocurrido consultar algunas páginas web.

En la lista oficial del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), España aparece en el puesto número 13, por delante de países tan desarrollados como Dinamarca, Austria, Reino Unido, Bélgica, Italia e incluso Alemania. Estos datos son ampliados con cierto detalle en Anexo:Países por Índice de Desarrollo Humano. En la página de Wikipedia sobre Índice de Desarrollo Humano se explica cómo se ha elaborado este índice (basado en la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización y los niveles de escolarización, así como el PIB per cápita). Pero veamos más datos.

En cuanto a la clasificación según el PIB, España está en el puesto número 28, justo por delante de Grecia, Chipre y Eslovenia. El famoso octavo lugar solo existe en el ranking del PIB según el Fondo Monetario Internacional. Y, ojo, porque las estimaciones para 2009 son que España bajará al puesto décimo, sobrepasada por Rusia y Brasil. Esta sí es la "potencia", la fuerza muscular.

¿Y cuál es la diferencia entre estas dos últimas clasificaciones? Es muy sencillo: la primera está confeccionada según el PIB de cada país a valores de paridad de poder adquisitivo (PPA) per cápita, significando la suma de todos los bienes y servicios finales producidos por un país en un año, dividido por la población promedio del mismo año. La segunda se obtiene sumando todos los bienes y servicios producidos por un país en un año a precios nominales, lo cual favorece, además de a los países más desarrollados, a los más poblados. El caso es que, entre los países más desarrollados, España es la... ¡octava potencia demográfica!, justo por detrás de Estados Unidos, Rusia, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia (Anexo:Países por población). O sea, que producimos mucho porque somos muchos, pero cuando se trata de buscar las proporciones, es decir, la productividad, entonces el asunto se emsombrece un tanto.

Además, siempre debemos tener presente una diferencia crucial entre el primer tipo de datos y el segundo. Los primeros (relacionados con el IDH) hablan más de calidad de vida que de potencia. Es decir, hablan más de vivir bien que de "producir mucho". De esto hablan los segundos (los relacionados con el PIB), sean bienes útiles como las naranjas y servicios como la atención sanitaria, o bienes tan discutibles como los envases plásticos y servicios todavía más discutibles en su relación con el bienestar general como son los derivados de un accidente de coche. O sea, que se suma churras y merinas.

Que cada cual extraiga sus conclusiones.

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